Final del verano de 2005, por la puerta de mi estudio de diseño gráfico en Canarias entra Teodoro, desesperado propietario de unas Viñas y vinos de la comarca de Rivera del Duero, él vive en Gran Canaria y lleva intentando un tiempo introducir su excelente vino de cosecha en el mercado de restauración de las Islas Canarias, hasta ese momento apenas algunos amigos lo servían en sus restaurantes.
Teodoro me dice que después de varios intentos de introducir la marca en una famosa cadena de restaurantes italianos del sur de la isla de Gran Canaria, por fin le habían dicho que al menos necesitaban una hoja promocional del vino para sus cartas de menús, y este es el encargo apresurado de mi cliente, el trabajo debía estar listo antes de 3 días. Sólo le hago dos preguntas, una sobre la calidad de su vino, recibo elogios y me muestra los premios conseguidos. La segunda pregunta es que opina de usar un concepto erótico para la publicidad, bueno me contesta con un no rotundo… esto cambiaría al año siguiente, como os contaré.
En este punto analizo los trabajos de identidad corporativa que hasta ese momento Teodoro había hecho en torno a la marca de vinos El Marqués, apenas un logotipo realizado en Times y un grabado a lápiz de una bodega eran todos los gráficos y concepto que componían la joven marca creada 2 años antes.
Con el fin de trasmitir tradición y solera decido representar gráficamente al «Marqués» con una pintura clásica del siglo XVI que representa un caballero español de los tiempos de la conquista española en América y crear el slogan de la marca: «El Marqués dijo sí». como frase de consentimiento a la edición del vino, en un intento de reafirmar la bondad, calidad y tradición del producto, avalado por «El Marqués«. Yo estaba muy seguro de la calidad del concepto y el slogan conseguido, borraba la imagen de nueva marca y la cargaba de multitud de connotaciones positivas enmarcadas en la tradición y la calidad.
Llegó el tercer día y Teodoro volvía a cruzar el umbral de mi estudio de diseño, después de una breve introducción del análisis y las necesidades que he visto en su marca le enseño el cartel, continúo hablándole sobre el concepto que he usado y sobre las bondades del claim, él con cara de incrédulo miraba el diseño y me miraba a mi mientras hablaba, apenas balbuceó que él, era un hombre humilde y que la imagen del «Marqués» le sobrepasaba, yo insistí que el vino no es él, argumenté en pos de la estrategia de marca e intenté transmitirle toda la confianza que fuí capaz, su reunión con los directivos de la importante cadena de restaurantes italianos en Canarias se llevaría a cabo en una hora, no había más tiempo para hacer nada… Teodoro se fué desconfiado y asustado con su cartel bajo el brazo, era una apuesta obligada por el tiempo, pero también es cierto que yo, a pesar de creer en el concepto, quedé en parte preocupado por la actitud del cliente, la inseguridad paso por mi lado.
Dos horas después suena mi teléfono móvil, era Teodoro, respondo con ansiedad de saber, sin miedo, lo primero que escucho de su boca… !!El marqués dijo sí!!, en ese preciso instante supe que todo iba bien, me explicó a continuación que el concepto había funcionado, los restaurantes italianos iban a servir su vino!!, fueron durante las siguientes semanas varias las llamadas que me hizo Teodoro y en todas empezó por la misma frase «El marqués dijo sí», estaba eufórico las ventas del vino iban muy bien, la imagen de marca le estaba ayudando, la historia de El Marqués llegaba. En el siguiente año se hicieron multitud de cuadros del cartel enmarcados a petición de sus clientes para colgarlos en sus negocios como motivo decorativo y promocional del vino.
El erotismo llega de Alemania
Ha pasado un año, Teodoro llega de una feria de vinos en Alemania, me cuenta que ha visto varias publicidades de vinos, en revistas y en la propia feria que usan el erotismo como concepto acompañante. Le recuerdo la primera pregunta cuando le conocí, jejej. — Estoy feliz siempre quise tratar el tema… ¿pero estará preparado mi cliente para la propuesta? — Teodoro me pide de crear unos diseños publicitarios para revistas donde el erotismo y la sensualidad formen parte del mensaje promocional, de acuerdo le dije, ya te aviso cuando tenga algo.
Llega el día de mostrarle a Teodoro las primeras pruebas «eróticas», he realizado una colección de 6 diseños publicitarios, dos de ellos, son los que le enseño en primer lugar, sólo aportan grafismo, uno de sigue la línea clásica pictórica del primer cartel del Marqués, el segundo algo más sugerente (unos enormes labios de mujer vistos de perfil) pero obvio, bien, él no queda descontento… entonces le pregunto si los considera tan atractivos como para pararse en la hoja de prensa donde se mostraría el anuncio y si conseguiría recordar el nombre del vino, después de una pausa me contesta que eso no tiene importancia, que sólo quiere «tener la publicidad porque hay que tenerla» pero claro le gustaría que lo que yo le digo ocurriese también.
Es a partir de ese momento cuando paso a explicarle el concepto de las 4 muestras que aun me quedan por enseñarle; y sólo le pregunto: ¿quién es el Marques más famoso de la historia? pausa… El marqués de Sade — exacto! digo yo. Despliego el portafolio con los 4 diseños, todos ellos con connotaciones sado-masoquistas :), ante su cara de espanto le digo… recordarías un anuncio así en medio de una revista políticamente correcta? Si, pero… -Recordarías la publicidad -afirmo yo- y por en, el nombre del vino también es fácil, se daría la circunstancia de la memorable historia publicitaria a contar y el morbo que ésta produciría en las mentes (o el rechazo), sería una excelente manera de poner en boca del consumidor tu marca… pero hay que tener valor y tenerlo muy claro, además el vino no es un extraño en el mundo erótico, lleva acompañando al placer carnal muchos siglos, también a tener en cuenta el tipo de cliente que acostumbra a tener relaciones BDSM personas, generalmente refinadas y de buen nivel adquisitivo.
Bien, Teodoro alucinado con mi propuesta se lo fue a pensar con los anuncios debajo del brazo, hasta hoy no tengo respuesta, y no la tendré nunca, pues mi cliente murió en un accidente en el 2009. RIP.
Herramientas de diseño gráfico: Freehand y Photoshop.
Tipografía: Para los textos descriptivos en la cartelería y anuncios uso la tipografía Ibarra, una fuente recuperada digitalmente de una antigua tipografía española obra del impresor del siglo XVIII Joaquín Ibarra y Marín.
Para el claim la fuente tipográfica escogida es la Blackadder de ITC, letra manuscrita con connotaciones intimidatorias y trazos temblorosos de pluma de ganso.